El nuevo significado de lujo

Hay miles de hoteles por todos los lugares del mundo, cada uno con su estilo propio. Pero hay una cadena de hoteles que podríamos considerar que es la mejor representación del lujo más absoluto. Se llama Four Seasons Hotels and Resorts, nació en 1960 en la ciudad norteamericana de Toronto, Canadá.

Su propietario y fundador fue Isadore Sharp, aunque actualmente tanto el presidente de Microsoft, Bill Gates como el príncipe Al-Waleed bin Talal de Arabia Saudí también poseen una gran parte de la compañía. Tienen muchos hoteles por todo el mundo, pero su última apertura fue en Madrid. Así que si sales del metro de Sol y caminas por la Calle Sevilla encontrarás un edificio inmenso que es imposible que pase desapercibido.

En el Centro Canalejas, alberga Four Seasons Hotel Madrid. Para formarlo han unido siete edificios históricos, todos ellos restaurados y rediseñados. En la parte más antigua del complejo encontramos El Palacio de la Equitativa, que data de 1887. Además, encontramos una cúpula de cobre que se alza, fuerte y esplendida en la esquina de la Calle de Sevilla y la Calle de Alcalá. La fachada de la oficina principal es del Banco Hispano Americano que hoy forma la entrada principal.

Dentro de estas instalaciones podemos encontrar desde una planta dedicada al spa, cuatro tipos de habitaciones y una comida cocinada por Dani García, uno de los mejores chef españoles del momento.

Además cuenta con unas pequeñas y modestas tiendas dentro del edificio. La más señalada es Hérmes, la cual ha cerrado la tienda que disponía en el centro comercial del Corte Inglés en Nuevos Ministerios para poder desplazarse aquí.

Me encantaría decir que cualquier persona se puede alojar en este hotel, pero sería mentira. A no ser que dispongas de un sueldo mensual que te permita poder gastarte sin ningún remordimiento más 600 euros en una noche en una de las habitaciones más “básicas” del hotel, me temo que deberías seguir buscando alojamiento en Madrid.

En cualquier caso, este hotel es precioso, simplemente con la fachada o echando una miradita mal disimulada por las ventanas del vestíbulo podemos apreciar la nueva obra de arte que se extiende por la capital española.

Por Claudia Vaquero Reina